Berlín, un revisor infiltrado en Potsdam

Tras conocer la historia de Berlín a fondo, decidimos salir de la ciudad por un día y visitar una de los lugares más singulares de los alrededores de la capital alemana. Potsdam fue nuestro nuevo destino.

Cogimos un tren y 50 minutos más tarde llegamos a Potsdam, dónde se firmó en 1945, la Conferencia de Paz entre los aliados de la Segunda Guerra Mundial. Allí se estableció la división de Alemania, Austria, Berlín y Viena en 4 partes que corresponderían a Francia, Reino Unido, EEUU y la URSS.

Cuando estabamos llegando a nuestro destino final, se subió en el tren un hombre desaliñado con ropa de calle, que parecía que llevaba encima varias copas de más.

Cerraron las puertas, el hombre se sentó como pudo y de repente... salta la megafonía diciendo que las puertas estaban cerradas y que iban a hacer una revisión de los billetes. Aquel hombre desaliñado se levantó y dijo: ¡Saquen sus billetes, esto es una revisión! en perfecto alemán, claro.

Puerta de Brandeburgo - Potsdam


Nos quedamos atónitos de cómo se las gastan en Berlín, un revisor infiltrado entre los viajeros que en cualquier momento te puede pedir el ticket. Hay que tener en cuenta, que en Berlín no existen tornos en el metro ni en el tren, por lo que no hay ningún empedimento para coger este transporte.

En España, cuando vemos a un revisor uniformado y no tenemos el billete, huimos de él. Estas son algunas de las cosas que tenemos que aprender de los alemanes.

Parque Sanssouci- Potsdam

Salimos de la estación de Potsdam sin tener ni idea de dónde estabamos exactamente, por lo que cogimos el primer autobus que nos dejó en la puerta de un gran parque. Entramos en el Parque Sansssouci, unos jardines plagados de palacios, esculturas y hasta un antiguo molino. 

Llegamos a la Puerta de Brandeburgo de Potsdam, algo más pequeña que la de Berlín y descubrimos el típico pueblo alemán de casitas de piedra con un barrio holandés incluido entre sus calles.


Barrio holandés - Potsdam

Postdam es sin ninguna duda uno de los lugares más carismáticos de Alemania, ya que te puedes encontrar un palacio del antiguo rey de Prusia, un lugar dónde firmaron la paz los aliados después de la Segunda Guerra Mundial y un barrio de inmigrantes holandeses.

Antes de volver a Berlín decidimos comer en un italiano en la estación de Potsdam. Allí degustamos una focaccia y una pizza hecha en horno de pizza, y una pasta al pesto y otra la carbonara al más puro estilo italiano.

Si quereís saber cómo acaba esta aventura por Berlín y sus alrededores no dejéis de seguir este blog.

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