El final se acerca y como dicen en Juego de Tronos, Winter is coming. Después de pasar tres fríos días en Kuopio, tocaba volver a la civilización.
Pero antes, tenía una pequeña misión que cumplir. En mi familia existe una particular tradición, cada vez viajamos al extranjero enviamos una postal desde el sitio en el que nos hospedamos hasta nuestra casa en España. En aquel momento, me parecía interesante enviar mi recuerdo desde Kuopio, una pequeña ciudad en mitad de Finlandia. ¿Llegaría mi postal a Madrid o se congelaría por el camino?
Nos subimos al bus y casi seis horas después llegamos a la capital finlandesa. Decidimos disfrutar un poco del ambiente nocturno de Helsinki, nos tomamos una cerveza KARHU en The Riff, uno de los bares de rock más frecuentados por los rockeros finlandeses.
Al día siguiente cogimos nuestra mochila y fuimos a desayunar a uno de los sitios más bonitos que he visto en mi vida. Conocido como uno de los lugares con más encanto de Helsinki, el Cafe Regatta es una pequeña casita pesquera decorada con numerosos objetos relacionados con la pesca, la cocina y el arte. Sin duda, un buen café calentito y Cinnamon Roll casero es lo mejor para entrar en calor en el gélido invierno finés.
Recorrimos los sitios más turísticos de la ciudad como la Plaza del Senado, en la que había el típico mercadillo navideño, la Catedral de Helsinki, desde donde se veía toda la ciudad, y la Plaza del Mercado, situada en el puerto de la capital finlandesa. ¡Esther y yo no paramos de reírnos, divertirnos y de disfrutar cada momento!
Catedral de Helsinki |
Llegó el momento de separarnos. Esther tuvo que volver a Kuopio esa misma tarde, y nos tuvimos que despedir otra vez. Algo habitual en nosotros, ya que vivimos en ciudades distintas. ¡Seguramente que volveremos a vernos pronto! :)
Ahora tocaba una nueva aventura. Me quedaba un día en Helsinki y tenía que vivir la ciudad yo sólo. Para combatir las bajas temperaturas los centros comerciales me echaron una mano. ;)
Puerto de Helsinki |
El último día, recogí mis cosas del apartamento donde me había hospedado y me fui a desayunar a una cafetería. Curiosamente, entró una familia de españoles que iban a Rovaniemi a conocer a Santa Claus. Cuando les saludé en castellano no dudaron en compartir conmigo sus primeras sensaciones en el país escandinavo. Es curioso, porque cuando estás fuera y escuchas a alguien hablar tu idioma, enseguida quieres conversar con esa persona que no conoces de nada.
Ullanlinna |
Pasé las últimas horas de mi viaje en el barrio de Ullanlinna, que es el barrio de moda de Helsinki, al estilo de Malasaña en Madrid. De hecho, se ha convertido en uno de los lugares de referencia del diseño escandinavo.
Después de más de 6 horas de viaje, dos cambios horarios y una escala en Londres, regresé a la ciudad que me vio nacer.
Finlandia me cambió la vida, la forma de ver el mundo y lo más importante, disfruté del invierno como nunca antes lo había hecho.
Conoce los inicios de esta aventura en el Primer día en Finlandia o cómo morir de frío sin llegar a conseguirlo y en Tres días en Kuopio descubriendo la comida finlandesa.
PD: Finalmente llegó la postal a Madrid, aunque un mes después de haberla enviado.
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